Cada vez la lejanía empaña el rastro silencioso de las palabras sabidas
Oculta miradas y cubre las raíces muertas en pequeñas dimensiones
Y en segundos estalla el corazón enardecido, tratando de volcar las palpitaciones contrariadas.
Los días son tan temibles como la noche y tal vez un poco más
Los mensajes y escritos saben a rosas estupefactas y rancias
Delirios locos y tan cuerdos como el Quijote
Que terminan en vanidad y ocio
Las palabras faltaban tanto que el otoño cae rendido
Y la primavera con furor escribe una poesía nunca dicha
Y tan anhelada como una mirada tuya
De tanto llorar mis ojos se secaron y Se cubrieron de arañas con tanta rutina
Los labios ya no mienten y las palabras guardadas están
No sirve el arrepentimiento cuando lo padecido es amor.
Cada segundo se congela el crepúsculo y se vuelve gris
Se esconde con las sonrisas y renace con el olvido
Espera el final como quien padece SIDA
Y muere odiando los odios con las manos cerradas.

sábado, 13 de octubre de 2007
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